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La liquidación del Régimen Económico Matrimonial: cómo dividir los bienes tras una separación

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    La liquidación del Régimen Económico Matrimonial es un procedimiento legal que se lleva a cabo tras una separación o divorcio para determinar cómo se repartirán los bienes compartidos durante el matrimonio. Es un proceso fundamental para establecer la división de propiedades, deudas y otros activos financieros que hayan sido adquiridos en conjunto.

    Cuando una pareja decide poner fin a su relación, es necesario que ambas partes lleguen a un acuerdo sobre la distribución equitativa de los activos y las obligaciones económicas adquiridas durante el matrimonio. Esta solución puede realizarse de mutuo acuerdo o, en caso de desacuerdo, ser determinada por un tribunal en base a las leyes y normativas vigentes en cada país.

    En esta página, abordaremos de manera general los principales aspectos a tener en cuenta al momento de llevar a cabo la liquidación del Régimen Económico Matrimonial, incluyendo la identificación y valoración de los bienes, así como los diferentes métodos utilizados para su reparto económico.

    Cuando dos personas deciden separarse, uno de los aspectos más complejos y delicados a tratar es la división de los bienes adquiridos durante el matrimonio. El Régimen Económico Matrimonial establece las normas que rigen esta liquidación, y es importante conocerlas para poder llevar a cabo una separación amigable y justa.

    En primer lugar, es necesario entender qué es el Régimen Económico Matrimonial. Se trata del conjunto de normas que regulan las relaciones económicas entre los cónyuges durante el matrimonio, así como la forma en que se repartirán los bienes una vez que se produce la separación o el divorcio.

    Existen varios tipos de regímenes económicos matrimoniales, pero los más comunes son el régimen de gananciales y el régimen de separación de bienes. En el régimen de gananciales, todos los bienes que se adquieren durante el matrimonio pertenecen a ambos cónyuges por igual, a menos que se pruebe lo contrario. En el régimen de separación de bienes, cada cónyuge es propietario de los bienes que adquiere de manera individual.

    Una vez que se decide poner fin al matrimonio, es necesario liquidar el régimen económico matrimonial. Esto implica hacer una lista detallada de todos los bienes que forman parte del patrimonio común y asignar a cada cónyuge la parte que le corresponde.

    En el caso del régimen de gananciales, se debe tener en cuenta que no todos los bienes adquiridos durante el matrimonio son considerados gananciales. Existen bienes privativos, que son aquellos que pertenecen a uno solo de los cónyuges, como los bienes heredados o aquellos adquiridos antes del matrimonio. Estos bienes no entran en la liquidación del régimen económico matrimonial, a menos que se haya pactado lo contrario.

    Para llevar a cabo la liquidación del régimen de gananciales, es necesario realizar un inventario de todos los bienes que forman parte del patrimonio común. Esto incluye propiedades, vehículos, cuentas bancarias, empresas, inversiones y cualquier otro activo o deuda adquiridos durante el matrimonio.

    Una vez realizado el inventario, la división de los bienes puede llevarse a cabo de diferentes maneras. Una opción es la venta de los bienes y la posterior repartición equitativa del dinero obtenido. Otra opción es que uno de los cónyuges se quede con determinados bienes a cambio de compensar al otro en efectivo.

    En cualquier caso, es importante tener en cuenta que la división de los bienes debe ser justa y equitativa. Esto no significa necesariamente un reparto al 50%, ya que cada situación es única y puede haber circunstancias particulares que justifiquen un reparto desigual.

    Además de los bienes materiales, también es necesario tener en cuenta los bienes intangibles, como las pensiones de jubilación, las prestaciones por desempleo o los derechos de autor. Estos bienes también pueden ser objeto de la liquidación del régimen económico matrimonial y su reparto debe hacerse de acuerdo con las leyes vigentes y los acuerdos alcanzados entre ambas partes.

    Es importante mencionar que la liquidación del régimen económico matrimonial puede ser un proceso largo y complicado en algunos casos. Por esta razón, es recomendable contar con la asesoría de un abogado especializado en derecho de familia, quien podrá orientar y ayudar a las partes a tomar las mejores decisiones para su situación particular.

    Además, la mediación familiar puede ser de gran ayuda en casos de divorcio o separación, ya que facilita el diálogo entre las partes y promueve acuerdos consensuados que favorezcan un reparto justo de los bienes.

    En resumen, la liquidación del régimen económico matrimonial es un proceso que debe llevarse a cabo de manera justa y equitativa. Para ello, es necesario conocer las normas que rigen esta liquidación y contar con la asesoría adecuada. La división de los bienes puede ser un aspecto complejo en un proceso de separación, pero con paciencia, diálogo y la ayuda de profesionales, es posible llegar a acuerdos que beneficien a ambas partes y faciliten el camino hacia una nueva etapa de sus vidas.

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