El divorcio es una de las experiencias más difíciles que se pueden enfrentar en la vida de una persona. Además de las consecuencias emocionales, económicas y sociales que esta ruptura conlleva, también puede tener un impacto profundo en la intimidad y la sexualidad de los individuos afectados. Muchas veces, la pareja en proceso de divorcio experimenta un distanciamiento emocional que se extiende también al ámbito sexual, lo cual puede ser causa de ansiedad, depresión y baja autoestima. Asimismo, para aquellos que vuelven a buscar pareja después del divorcio, la situación puede llegar a ser todavía más compleja y difícil de abordar. En este contexto, surge la necesidad de abordar el tema de cómo el divorcio afecta nuestra vida erótica y cómo podemos manejar este proceso para minimizar sus efectos negativos en nuestra salud emocional y sexual.
Introducción
Cuando una pareja se separa, inevitablemente hay una serie de cambios en la vida cotidiana de ambos miembros: vivienda, finanzas, relaciones sociales… pero también es posible que se note una alteración en la vida íntima y sexual. La forma en que se viva el divorcio dependerá de muchos factores, desde el tiempo que se haya estado juntos hasta las circunstancias y motivos de la ruptura, pero no cabe duda de que afecta a la forma en que nos relacionamos con nuestra propia sexualidad y la de los demás.
El duelo y el deseo
Una de las primeras cosas que hay que tener en cuenta es el proceso de duelo que se puede experimentar tras una ruptura. La tristeza, el enfado, la decepción, el miedo… todas estas emociones pueden hacer que momentáneamente no tengamos ganas de tener relaciones sexuales. Sin embargo, esto no significa que haya que reprimirse ni forzarse a hacer algo que no se siente. Darse un tiempo para procesar los sentimientos y entender que es normal pasar por fases diferentes es importante para poder retomar la vida erótica de forma sana.
Además, no hay que olvidar que el fin de una relación también puede traer un aumento del deseo sexual, sobre todo si se ha vivido durante un tiempo sin mucha actividad sexual. Esta energía nueva puede ser una forma de explorar y descubrir cosas nuevas, siempre que se enfoque de forma respetuosa y consensuada.
La autoestima y la imagen corporal
Por desgracia, es bastante común que las personas que se han divorciado se sientan inseguras sobre su propio cuerpo y su capacidad para seducir. La autoestima puede estar afectada por las circunstancias de la separación, y también por comparaciones con la otra persona o la presión de sentir que hay que volver a estar a la altura de lo que se espera de un/a «buen/a amante».
Es importante recordar que no hay una única forma correcta de ser atractivo/a, y que lo más importante es sentirse a gusto y cómodo con uno mismo. Esto puede implicar tiempo, trabajo y paciencia, pero al final merecerá la pena para encontrarse con una vida sexual más plena y satisfactoria.
La comunicación con las parejas futuras
Otra cosa que se puede ver afectada por una separación es la forma en que se comunica con futuras parejas sobre las relaciones sexuales. Es posible que se tengan miedos o traumas relacionados con la confianza, la apertura emocional, la fidelidad… y todo esto puede llevar a que se tenga dificultades para compartir ideas, sentimientos y deseos con una nueva pareja.
De nuevo, es necesario darse tiempo y no forzar las cosas: no hay que preocuparse si no se siente con ganas de hablar sobre determinados temas de forma inmediata, sino ir poco a poco construyendo la relación y la comunicación. Y si se siente que las cosas no están funcionando, siempre se puede buscar la ayuda de un/a profesional de la salud sexual para tener un lugar seguro donde discutir los miedos o inquietudes, y aprender nuevas habilidades para manejar una vida erótica saludable.
La crianza conjunta y la intimidad
En el caso de que la pareja tenga hijos, la dinámica de la crianza conjunta puede ser un factor importante a la hora de abordar la sexualidad tras el divorcio. Es posible que los hijos estén presentes en la casa o que las responsabilidades compartidas hagan difícil encontrar un tiempo y un espacio para intimar.
En estos casos, es importante tener una comunicación clara y respetuosa con la otra persona, para poder encontrar momentos donde se pueda conectar de forma íntima sin que suponga un problema para el cuidado de los hijos. Además, puede ser necesario enseñar a los niños a respetar la privacidad y los momentos de intimidad de los adultos, para que sientan que el amor y el sexo son natural y saludable.
La diversión y el placer
Por último, es importante recordar que la sexualidad no tiene por qué ser negativa tras un divorcio. De hecho, puede ser una oportunidad para redescubrirse y disfrutar de formas de placer y exploración diferentes. Salir con amigos, probar nuevas experiencias, comprar juguetes eróticos o simplemente darle rienda suelta a los propios deseos son actividades que pueden ser muy satisfactorias tras el fin de una pareja.
La clave es no ponerse demasiada presión y permitirse experimentar sin juicio. Las relaciones sexuales no tienen por qué ser perfectas, y a menudo son más satisfactorias cuando se viven de forma libre y sin prejuicios.